Durante el primer proceso de Investigación Acción Participativa (IAP) que realizaron jóvenes de organizaciones de La Paz, El Alto y Santa Cruz y que culminó con el diagnóstico Violencia Machista y Mitos del Amor Romántico, se generó una preocupación colectiva general que tiene que ver con las violencias tolerables, como aquellas que a pesar de ser identificadas se pasan por el alto a nombre de un bien común, en este caso la relación, e incluso como una idea de estabilidad personal arguyendo que se está mejor sin conflictos de este tipo.

Ideas escuchadas en los grupos focales que hablan de los “celos normales y no obsesivos” o que las mujeres que tienen pareja no deben “coquetear” para no despertar al monstruo, sumado a los resultados de la Encuesta de consumos culturales que dice que el 29% de los jóvenes considera que si el golpe “no es muy fuerte” no debe traer mayores problemas a la relación ha generado una gran movilización interna en los y las jóvenes que creyeron antes de empezar el proceso que la violencia no era tan nefasta en su población etárea.

Esta preocupación se ha colocado en el debate del equipo haciendo palpable un miedo a las consecuencias que puede tener esa “tolerancia” para la vida de las personas, pero particularmente para la vida de las mujeres, es por eso que desde sus propias perspectivas esta temática abrió paso a nuevas interrogantes que tienen que ver con los recursos que utilizan el patriarcado y el machismo para legitimar la violencia, identificando la idea del amor romántico universal y heteronormado como una de las herramientas, a través de sus mitos que establecen ideas de sacrificio, abnegación y perpetuidad como características de un modelo de amor destinado a adormecer las reacciones ante la violencia.

La preocupación por encontrar los mecanismos de control que frenan la voluntad por detener la violencia que se identificaron claramente en las relaciones adultas, la economía, los hijos y el hogar como principales, en la población joven  se requiere distinguir claramente cuáles son esos mecanismos de control y prácticas de violencia.

La investigación realizada en las ciudades de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba 2015 – 2016,  utilizada como marco teórico referencial para la formación de los equipos de   jóvenes  para la IAP, nos debe permitir, en la medida de lo posible, comparar con otros grupos de edad esos mecanismos de legitimación y naturalización de las violencias machistas en personas jóvenes y sus características particulares en estos grupos etáreos.

Los niveles de tolerancia como formas de naturalización y legitimación de la violencia machista en colectivos sensibilizados por procesos de IAP en Santa Cruz, La Paz y El Alto llaman la atención a los grupos de investigadores/as, sobre todo intentando buscar alternativas comunicacionales, de formación y empoderamiento que contribuyan a rechazar actitudes y prácticas de violencias. Ello requiere comprender de mejor manera los significados generacionales sobre las violencias machistas como un problema.

El alcance compromete no solamente entender las construcciones de las mujeres en condición y situación de víctimas del poder patriarcal sino y sobre todo, en los marcos de relaciones colectivas de interrelación social y afectiva donde se pasan por alto, se justifican, legitiman y naturalizan este tipo de relaciones en las que están presente distintos tipos de violencias consideradas “tolerables”, es decir, naturalizadas y legitimadas.

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